sábado, 31 de enero de 2015

Si tú me dices ven.

Ya no lo dejo todo. Si tú me dices ven, ya no lo dejo todo… Y no me digas ven.
Que se te olvidó que al marcharte de aquí yo quedé igual que tú, libre para elegir. Y mientras tu vivías tu vida mundo aparte, yo me encargaba de la mía con coraje. Y se me nota en la mirada.
No lo dejo todo y no me escapo al Caribe porque prefiero imaginar(le)+(me) un Sábado de Abril en cualquier playa de aquí. Tú escapaste de la rutina para pilotar tu viaje, pero es que para mí la rutina ya no es rutina, los lunes ya no son tan lunes y me quedo a vivir ahí. Que dicen que un día todo te parece bonito, y ese día se convierte en una temporada y lo llamas felicidad. 

Yo llamaría azul a los Lunes, y oleaje a los Martes porque él es oleaje suave y a la vez, oleaje que rompe. Oleaje que te balancea con la corriente, pero oleaje que no arrastra.

No me voy a Noruega porque me quedo con el frío de sus manos. Ya sabes, manos frías, corazón caliente.

Te fuiste, te has ido y te seguirás yendo y solo viajarás con una mochila porque no necesitas más, tú mismo me dices que vienes y vas, que se sabía desde el primer día (y yo no lo supe), que no gastas en ataduras, sólo en cerveza. Apuesto que rubia, por eso ahora te acuerdas de mi pelo.
Nunca sabremos qué habría ocurrido. Fuiste Eres pasado, capítulo cerrado, porque los capítulos abiertos no dejan paso a un final(Hay amigas poetas y no lo saben)


Después de tu inciso para hacer acto de presencia preguntando qué tal me va, te regalo un billete en primera clase a la isla de mi mente conocida como Olvido, además de un permiso para que visites el archipiélago de las Lecciones. (Ah, y cerveza, mucha cerveza) Porque recordar los finales no nos deja imaginar cómo sería empezar.

Fue correspondido aunque no lo supimos, aunque no nos lo dijimos. Decirlo es lo único que nos debíamos.

Cuídate.

No hay comentarios:

Publicar un comentario