sábado, 26 de septiembre de 2015

De vez en cuando, la vida

El secreto está en las ganas. No hay más, esa es la adivinanza que a todos nos suena pero de la que olvidamos la respuesta. Debería ser lo primero que te pones por la mañana, incluso antes de salir de la cama, porque las ganas se definen como aquello que hace que las cosas salgan bien. Tan simple como cuidar lo que te llena.

En el momento en que aprendas como ser feliz no permitirás estar cerca de personas que te hagan sentir algo menos.


Porque los pequeños detalles que hacen que la vida merezca la pena son infinitos si nosotros deseamos que lo sean. El problema no está en lo que nos reclaman, sino en lo que nos exigimos.

No pido demasiado, pido todo y “todo” nunca es mucho cuando hay ganas. Pido rebosar energía por los cuatro costados todas las mañanas, más bien me lo exijo.

He aprendido que es muy importante ser un entusiasta, ilusionarse por las cosas pequeñas de cada día, sobre todo las veces en las que la vida nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa.

Ser feliz vuelve a la gente loca. Es una cuestión de actitud, se pueden abrir muchas ventanas cuando una puerta se cierra, pero eres tú quien tiene que saltar.


Exijo rodearme de personas con sueños y ambición, con deseos y con la intención de hacer que se cumplan.

Sólo hay dos tipos de personas con las que vas a poder pasar de 0 a 100, aquellas de las que lo esperas todo y te lo dan TODO, y aquellas que te lo dan todo cuando no esperabas nada. Éstas, las menos comunes por supuesto.


Pido que se quede quien aporte, quien sume y te llene la agenda de planes, quien escriba para el recuerdo las noches más anecdóticas. Quien invada tu espacio personal en el momento que más lo necesitas. Tan simple como un “vamos a intentarlo”.

 Exijo querer, querer mucho y querer bien. Creo que no hay forma más bonita de decirle a alguien que lo quieres que abrazándole. 


Exijo no perder el brillo en los ojos, después de un tiempo todo lo quieres es estar con la persona que te hace reír.
Se trata de tener cerca a cualquiera que tenga las mismas ganas que tú, alguien por quien tu sombra te diga que ya no te sigue, que ahora es con ella con quien encajas.

Pido que los años y el presente me sorprendan mientras aprendo a no perder la paciencia. Las mejores cosas ocurren sin esperarlo y de vez en cuando, la vida se pone muy interesante.

En otoño, cuando comienza a refrescar, la vida empieza de nuevo.