Por si un día me
buscas sin saber qué es lo que queda. Y viceversa
Si vas a buscarme, no pongas el punto de mira en esa
persona. No recibirás de ella lo que una vez tuviste. Bueno y malo. Al menos,
no todo lo que yo pude aportarte.
Si caes en el error de hacerlo, verás que es demasiado frustrante
ser ciego ante otras virtudes, por querer encontrar los antiguos patrones que, tiempo atrás, nos hicieron algo más que felices.
Así que si vas a buscarme, no es en ella donde me
encontrarás.
Si vas a buscarme, si la decisión que has tomado es mantener
lo poco, o lo mucho (el agua no cala igual para
todo el mundo) que quede de mi en tu vida… No lo pierdas husmeando en
vidas ajenas. Nadie debería cargar con la culpa de no ser alguien que no es.
Busca mis gestos, mis caricias, virtudes y buenas costumbres
en Ti. Busca y rebusca. Mi risa rompiendo la barrera del sonido a más de 65 decibelios, registrada en la banda sonora que ponía un toque de optimismo a tus mañanas. Explora mentalmente el mapa emocional donde están mis
intentos de arrojar luz en tus temores. Examina cada parte de tu cuerpo hasta
encontrar los 10 puntos gatillo. Son zonas muy localizadas, en tejidos
musculares, marcadas por el roce que los demás nos hacen. Palparlas, es
como apretar el botón que dispara los escalofríos que tu piel recuerda
de mis muestras de cariño. Constituyen el molde de los abrazos que nos dimos.
Busca todas las piezas, hasta encajar los bordes de tu puzzle
existencial. Resuelve tus incógnitas personales y haz el esfuerzo de
mantenerlas al margen de la historia que ahora comiences. Si por destino o
casualidad, te falta la pieza que solo una madre encontraría, pide ayuda.
No
todo aquel que deambula está perdido.
Pregúntate a ti mismo, al cielo, al mar o
a quien sea que pueda darte la respuesta, en forma de aquella pieza que te
faltó. Cachea a tu sombra de arriba abajo y a la adversa. Busca en ella mis
errores, mis fallos malintencionados y la habilidad especial de arruinarlo en
el mejor momento. Que todos somos humanos y ese es uno de los puntos que las
personas tenemos en común:
Equivocarnos
No los tiñas con el filtro del reproche, si algo es cierto
es que las erratas que cometemos no pueden ser peores, pero en su día se
hicieron creyendo en la que fuese la mejor de las opciones.
Déjalos como daños
colaterales.
Los tropiezos son lecciones que aprendemos, por permitir que el ritmo
de nuestros pasos lo marque el pie del que cojeamos. Cada cual sabe cuál es su
talón de Aquiles. Lo verdaderamente importante, es tener la certeza de que dimos el máximo en algunos tramos del camino. Y todo se pudo.
Búscame en tu interior. Tan profundo como ésta frase. La
persona en la que nos convertimos se lo debemos a los matices que los demás nos
dejan. Gracias a los valores y creencias a las que nos acercan, poco a poco nos
transformamos en quien somos realmente. Por eso, búscame en la persona que eres
ahora, porque a pesar de la distancia en el espacio y en el tiempo, es ahí
donde se encuentra el lugar donde una vez fuimos.
Así, sin más explicaciones que la que queda entre dos que se quieren de
veras.
El afecto es uno de los pocos frutos en esta vida, que si se ha cultivado
bien, nunca se pierde. Cambian las formas en las que se manifiesta. Y la manera
en que lo haga, ten por seguro que será que conviene…