miércoles, 13 de mayo de 2015

Querido Yo en la Facultad

A mi pelotón. 
Dedicado a todos los que se preguntan si estoy escribiendo sobre ellos, 
así es.

Esto es una carrera. Lo llevas escrito en la montura de tus gafas con las que intentas amortiguar la resaca tras el pistoletazo de salida el domingo del novato.

Querido yo en la Facultad, no es un sprint,  esto es de fondo, de hecho habrá veces en las que llegues a tocarlo. Tranquilo, tienes tus manos, pero más importantes son las que van contigo  estos años dorados.

El truco para ganarle a los Lunes es <<acompañados y al sol>>. Solo entonces son ellos los que pierden su sentido.


Vas a tener crisis existenciales. Después de 12 horas en la facultad te preguntarás quién eres, a dónde vas y cuál es realmente tu casa.

Antes de que te quieras dar cuenta te habrás enamorado. Bienvenido, estarás en ECUADOR. Es en este punto en el que sabes quién es tu pelotón. Siempre me ha fascinado el ciclista que gana: el jefe de fila. Gana y nunca podría hacerlo sin ellos.

Ahí reconocerás a quien te dice que en algún punto sus apuntes siempre empiezan contigo. No le lleves la cuenta, no le pongas en deuda. Es otra forma de decirte que te tiene presente.

Te enseñarán que igual que las cosas tienen su lugar, las personas tienen que estar sentadas en su sitio. Con ellos aprenderás a no saber estar, a soltar la risa y no aguantar la respiración.


Tendrás a los que llamarás de siempre. Las del día 1 de tu carrera, las de lo mío es tuyo y lo tuyo mío, porque la vida que es otra carrera (con máster), compartida es mejor.

Tendrás también a los que llegan uno o dos años después. Los que llegan con el tiempo y te hacen cuestionarte donde habéis estado antes.

Verás que los que son, son. Y no podía ser de otra forma. Y es entonces cuando me creerás al decirte que nada es casualidad.
Despertarás y no sabrás robarle tiempo al tiempo, porque verlas pedalear a tu lado es la mejor forma de ganarlo.

Ahí encontrarás tu éxito. Cuando la cuesta se incline y creas que todo se viene arriba, o más bien todo se viene abajo, son ellos los que agotan sus fuerzas y amainan el viento. Te sacan de tu tormenta, te colocan en buena posición, una vez ahí, solo depende de ti.

Querido yo, se tu propio jefe de fila.

Y se pelotón.


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