A mi pelotón.
Dedicado a todos los que se preguntan si estoy
escribiendo sobre ellos,
así es.
Esto es una carrera. Lo llevas escrito en
la montura de tus gafas con las que intentas amortiguar la resaca tras el
pistoletazo de salida el domingo del novato.
Querido yo en la Facultad, no es
un sprint, esto es de fondo, de hecho habrá veces en las
que llegues a tocarlo. Tranquilo, tienes tus manos, pero más importantes son
las que van contigo estos años dorados.
El truco para ganarle a los Lunes
es <<acompañados y al sol>>. Solo entonces son ellos los que pierden su sentido.
Vas a tener crisis existenciales.
Después de 12 horas en la facultad te preguntarás quién eres, a dónde vas y
cuál es realmente tu casa.
Antes de que te quieras dar
cuenta te habrás enamorado. Bienvenido, estarás en ECUADOR. Es en este punto en
el que sabes quién es tu pelotón. Siempre
me ha fascinado el ciclista que gana:
el jefe de fila. Gana y nunca podría hacerlo sin ellos.
Ahí reconocerás a quien te dice
que en algún punto sus apuntes siempre empiezan contigo. No le lleves la
cuenta, no le pongas en deuda. Es otra forma de decirte que te tiene presente.
Te enseñarán que igual que las
cosas tienen su lugar, las personas tienen que estar sentadas en su sitio. Con
ellos aprenderás a no saber estar, a soltar la risa y no aguantar la
respiración.
Tendrás a los que llamarás de siempre. Las del día 1 de tu carrera,
las de lo mío es tuyo y lo tuyo mío, porque la vida que es otra carrera (con máster), compartida es
mejor.
Tendrás también a los que llegan uno
o dos años después. Los que llegan con el tiempo y te hacen cuestionarte donde
habéis estado antes.
Verás que los que son, son. Y no
podía ser de otra forma. Y es entonces cuando me creerás al decirte que nada es
casualidad.
Despertarás y no sabrás robarle
tiempo al tiempo, porque verlas pedalear a tu lado es la mejor forma de ganarlo.
Ahí encontrarás tu éxito. Cuando la
cuesta se incline y creas que todo se viene arriba, o más bien todo se viene
abajo, son ellos los que agotan sus fuerzas y amainan el viento. Te sacan de tu
tormenta, te colocan en buena posición, una vez ahí, solo depende de ti.
Querido yo, se tu propio jefe de
fila.
Y se pelotón.
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