El tiempo no espera a nadie,
el tiempo vuela. Hay momentos en los que me inquieta ver lo rápido pasan
los días, sobre todo en estas fechas en las que se acerca el final de año. El tic-tac
nos avisa de que esto se acaba, cada vuelta de reloj nos pregunta cuáles serán nuestros propósitos
cuando el marcador vuelva a estar a cero. A golpe de aguja nos llenamos de
respuestas.
Sigamos dejándonos huella sin
necesidad de herir. Pongamos otra montaña de folios en blanco sobre la que
seguir escribiendo un continuará... Seamos el oasis que fuimos cuando alrededor
sólo había dunas de nieve. Volvamos a ser el puerto seguro al que acudir cuando
nuestra cabeza se llene de arenas movedizas.
Bailemos cuando no podamos
más. Vamos a quedarnos de rodillas, con la espalda completamente apoyada en el
suelo, para coger todo el impulso. Vamos a no mirar el vaso medio lleno cuando
no tenga ni gota de agua, mejor es que encontremos la forma de salir de él.
Disfracémonos
de héroes y heroínas, pero reconozcamos que no hay capa que tape los nervios y
el miedo en los momentos más difíciles.
Recuperemos la
ingenuidad y el entusiasmo. Al final, de
lo que se trata, es de tener bien abiertos los ojos para descubrir gente
valiosa que pasa por tu lado. Y de creer en los cuentos.
Seamos egoístas, guardémonos
para nosotros las fotos que capturamos y así retenerlas en nuestra memoria. Que
no es el atardecer, sino con quien lo ves. Coleccionemos momentos y no cosas.
Quitémonos el peso que llevamos acumulado. Aligerar la mochila, el armario, la
cabeza, los días.. de personas y cosas que no nos hacen realmente feliz.
Guardemos su recuerdo empapado con el cariño que deja el paso del tiempo.
Preguntémonos antes de dar
por hecho. Que no corramos antes de que pongan las calles. Hablemos de lo que
nos pasa cuando decimos que no nos pasa nada. Quitémonos la coraza con quien
nos quita la careta de "todo va bien"
con solo mirarnos de reojo. Despejemos las dudas de quiénes son. Que nuestra
intuición borre de un soplo la indecisión en el momento adecuado.
Dejemos que el tiempo pase. Queramos
o no, ya lo hace y así seguirá, pero quedémonos nosotros. Que encontremos cada día, al menos, un motivo por el que no perderlo. Que no pasemos de
largo en nuestros días mientras las horas se deslizan por nuestras manos.
Quedémonos cerca de las personas que nos quieren.
Que nos sobren los motivos y
sigamos teniendo razones por las que compartir nuestros caminos. Mirémonos de
cerca y de frente. Dejemos que el tiempo pase mientras nosotros nos seguimos
invitando a descubrir a qué huelen nuestras vidas.
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