Se ha abierto la vereda. La caída de las hojas sentencia su
llegada, al fin las heridas que pusimos a secar al sol, hace dos meses, empiezan
a tomar un tono pálido. Un soplo de aire fresco, las hojas caen como todo en
esta vida, por su propio peso, marcando un nuevo sendero.
Mudamos la piel,
exfoliamos las viejas preocupaciones para nutrirnos de nuevas ilusiones. El ocaso
del verano cierra todos los círculos y los asuntos pendientes. Hacemos limpia,
renovamos el fondo de armario, mente, cuerpo y alma. Nos apetece todo,
engordamos las horas con cosas que hacer, sitios que descubrir y vínculos que
mantener. Nos bebemos las horas y nos comemos los días sin dejar ni una miga de aburrimiento.
Temporada tras temporada cerramos con un sentimiento.
¿Qué hay detrás de un nuevo comienzo?
Un refugio personal que
lleva escrito << hecho a mano>> Un santuario que se mide por el alto de tus sueños y el ancho que ocupan las ganas de alcanzarlos.
Hablemos de volúmenes, dime si el
espacio que llena tu sonrisa en cada nuevo día, no es equiparable a todos los
mares. Dime si tus ojos no rebosan al hablar de tus planes y pasiones. Pequeñas y grandes ambiciones por las que hacen chiribitas. Proyectos por los que te quitas horas de sueño esperanzándote con ganar años de vida. Lazos que reclaman tu atención a cambio de buenos recuerdos.
Lo que se pierde por un lado se gana por el otro, aunque no se vea o en ese momento no podamos entenderlo. Por cada hoja que cae una nueva promesa nace.
Transformación, que no pérdida.
Lo que se pierde por un lado se gana por el otro, aunque no se vea o en ese momento no podamos entenderlo. Por cada hoja que cae una nueva promesa nace.
Mide los litros por metro cuadrado que te
han llenado cada uno de sus gestos, cada caricia, cada llamada y las veces que
te han obligado a mirar siempre hacia arriba. Toma nota de los besos que te han
calado hasta los huesos.
Solo las cosas verdaderamente buenas nacen del
estímulo primario y ascienden poco a poco.
Son esas relaciones que surgen de la nada, familiares, de
amistad o sentimentales, y provocan el deshielo de glaciares que nada ni nadie
podía mover.
Prestigiosas.
Es la mejor
forma que se me ocurre para definirlas.
Ejemplo de resistencia, una suma de
actos y palabras enredados de manera sublime, personas que te llenan sin prisa,
gota a gota, como esa lluvia que cae sin que se note pero te deja empapado para
cuando te quieres dar cuenta.
Y ¿qué debemos hacer al respecto? Dejar que el
otoño te moje, augurarles un buen pronóstico con la firmeza de nuestras
decisiones.
Nunca pienses que algo no es trascendente, porque con el tiempo
todo cobra importancia.
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