miércoles, 19 de agosto de 2015

Cerrado por inventario

Una vez al año toca hacer balance. En algún momento hay que parar y mirar atrás, ya que como dijo un gran hombre a quien admiro, no puedes conectar los puntos mirando hacia delante. 
Hay quien hace el recuento a final de año, y otros, hacemos inventario en verano mirando de frente a Septiembre.

Tienes que recordarte hace justo 365 días.¿Has conseguido ya eso que tanto querías? Y si es así,  ¿lo sigues queriendo? Ya lo dijeron una vez: cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad.

A veces, lo que queremos es lo que necesitamos. Normalmente, lo que necesitamos es justo lo que no esperábamos.


Hacer inventario es comparar cómo estás ahora y cómo estabas exactamente hace un año. Consiste en hacer una lista con todas las cosas, personas y sueños con los que partías y mirar si se parece a la lista que te refleja ahora.
Una es la Lista de las expectativas y la otra es la Lista real. ¿Cuántas cosas tachas de la primera porque no están en la lista actual? Seguramente unas cuantas...Míralo por el otro lado, ¿cuántas cosas hay ahora que no habías planeado?

La que cuenta es la segunda, ahí es donde vemos quién sigue estando después de un año, quién esperábamos que estuviese y no ha estado, y quién nunca imaginamos que estaría.


Nombres y apellidos conectados a las distintas versiones que somos. Algunos sacan lo peor, otros lo mejor y otros simplemente sacan el máximo. De todo.

Se trata de bajar la guardia, colgar el cartel de cerrado y echar la llave.

Tomar nota de uno mismo, asomarte al almacén y rescatar tu lado brillante, siendo consciente de todo lo que te ha hecho perder brillo.

Así siempre serás tu mejor versión.



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