sábado, 11 de abril de 2015

En esencia

Hasta 3 veces en el mismo día se refirieron a mí diciendo que era dulce. Llegue incluso a ver escrito y bien grande: c o m o   a l g o d ó n   d e   a z ú c a r
No voy a negarlo, pero no hay peor mentira que una verdad a medias. Puedo serlo, puedo enredarme y darle mil vueltas a algo por mucho que sea simple como un palo, aún así sigo sin serlo. Verás que al tacto es suave, hasta que en la boca se derrite y se vuelve pegajoso. Si quiero, contigo puedo serlo, solo si quiero puedo rozar suave tu mano pero dejándote marcado. Como algo inesperado.

En cualquier caso el final  siempre es el mismo, es ese punto en el que te pones perdido, tanto que se vuelve empalagoso. Lo siento pero eso si que no puedo serlo, lo dice el 1º principio de mi lista de principios: No ir en contra de tus principios.

Es así, soy todas las veces que he salido corriendo de esa situación de agobio y de personas bañadas en caramelo.

Primer defecto, por ser dulce tengo un límite. No lo aguanto, no puedo cuando demasiado es demasiado. Hay una concentración de azúcar a partir de la cual me saturo.

Reconozco que también soy las veces que elijo pringarme, derretirme queriendo y sin quererlo. Suelen coincidir con un estado de euforia y si tienes suerte, te estrujo y te pringo a ti también, que de vez en cuando me encanta decir: ¡es tan blandito que me quiero morir!

Entre dulce o salado la respuesta siempre será dulce, pero no me prives de la sal. ¿Puede el agua del mar no ser salada? Y es que también puedo ser agua, porque mirando en profundidad, en esencia soy j a r a b e. No me vendo, en todo caso me dispenso y quien me conoce sabe que en pequeñas dosis. 
No quieras todo de golpe, se que más de una han sido las veces que he sido los pequeños detalles
que significan mucho más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario